lunes, 10 de noviembre de 2008

Historia del Instituto María Madre Nuestra

Nuestra Historia
...Hace algunos años, viendo las necesidades materiales, sociales y espirituales de un barrio alejado de todo, pero que crecía vertiginosamente, la señora Susana Duchesnois de Estrada promueve, en parte de sus terrenos, la formación de un Centro Asistencial, al que acuden a contribuir con su misión la OBRA DEL CARDENAL FERRARI.Recordamos así a las pioneras de esta labor: señoritas Blanca Vega y Alicia Picasso quienes sin escatimar esfuerzos se dedican de lleno a la tarea encomendada, instalan un consultorio, crean un Centro de Catequesis e inician el Jardín de Infantes y la Escuela Primaria, para lo cual se traen los queridos tranvías...Paulatinamente y debido a las exigencias de la zona se construyen nuevas aulas y la Capilla, atendida por el Rvdo. P. José Roquetta quien además impulsa la Escuela y trabaja arduamente con la señorita María Alicia Caprani para que este barrio tenga su Misa Dominical, sus Sacramentos y educación cristiana para sus niños.Después de la muerte del P. Roquetta, la señorita Alicia pide al P. Víctor Dolzani que oficie la Santa Misa los sábados por la tarde, éste accede con la generosidad y actitud de servicio que lo caracterizan.En 1981, se hace cargo del Centro María Madre Nuestra la Congregación de los Misioneros de la Sagrada Familia, quedando el P. Tomás Llorente Martínez al frente de la Escuela y de la acción pastoral del barrio.Al poco tiempo LASAB (Liga Argentina para la Salud Bucal) cuya presidente es la doctora Beatriz Muñiz instala un consultorio de atención odontológica gratuita y forma a un grupo de madres como auxiliares odontológicas y de esta forma ayuda a mejorar la salud dental de la población, mediante un plan de prevención y de curación.Para el esparcimiento, actos y otras necesidades de la Escuela y de la Comunidad se construye un salón -gimnasio cubierto- que abarca varios aspectos.Vista la necesidad de dar una salida laboral a los jóvenes que, por distintas razones, no pueden acceder a un Colegio Secundario, se instala un Taller-Escuela de Carpintería, al que concurren varios alumnos con inquietudes de superación. Esta se lleva a cabo gracias a la colaboración del señor Mario H. Barbosa, quien dona las máquinas y herramientas pertinentes. No conforme con ella, la Comisión de Padres, manifiesta a nuestro Obispo, Mons. Alfredo Espósito Castro, la urgencia de un Colegio Secundario que brinde una formación cristiana a sus hijos. Con gran entusiasmo, el señor Obispo apoya esta nueva iniciativa que se concreta dando comienzo a su período lectivo en marzo de 1986, con dos secciones de primer año, nutridas de ochenta alumnos.Simultáneamente, y con la donación de los primeros terrenos por parte de las familias de Mario Galimberti y Sandro Molinari en memoria de Ricardo H. Groppo se inicia la construcción del templo que adopta como Patrona a SANTA ROSA DE LIMA.El proyecto de la obra es realizado por los arquitectos: R. E. Galarce - Hugo Bordieu - Cristián Bordieu y Alejandro Moy.La imagen de Santa Rosa es traída desde su lugar de origen, la hermana República del Perú a través de su Embajada.El CRISTO del altar es obra del escultor local, Roberto Montesserín.Apadrinan este Templo sus principales colaboradores:Sra. Ana María Alfonsín de Fasán.Sr. Manuel Santos de Uribelarrea.Sra. Mercedes Balcarce de Uribelarrea.Sr. Martín Blaquier.Sra. Graciela Taquini de Blaquier.Bendicen el templo nuestro Obispo, Mons. Alfredo Mario Esposito, Diócesis de Zárate-Campana, con la presencia de Monseñor José María Lorenzo, Obispo de San Miguel.A todos los que creyeron en esta obra y la hicieron posible vaya el profundo reconocimiento de la Comunidad de Manuel Alberti y su sacerdote, quienes se comprometen a dar todo de sí para seguir construyendo el Reino...
Desde los comienzos de su actividad apostólica la Compañía de San Pablo sintió vivamente que la mejor manera de predicar el mandamiento del amor y de responder a lo que nos pide el Evangelio, es acercándonos al hermano necesitado de bienes materiales como el pan y el vestido y de otros bienes que lo ayudan a crecer como hombre porque le enriquecen en el espíritu y lo abren al conocimiento de Dios.Dice el documento de la Iglesia, Evangeli Nuntiandi: “Como proclamar el mandamiento nuevo del amor, sin promover por medio de la paz y la justicia el verdadero crecimiento del hombre.”La Compañía de San Pablo nació del ardor apostólico del Cardenal Ferrari y de su íntimo colaborador, nuestro fundador el P. Juan Rossi.Sensibles a las necesidades de su tiempo, salieron al encuentro de los más desposeídos con obras de asistencia social. Con este espíritu se inició la vida de este Centro; con mucho esfuerzo y pocos recursos; con mucho corazón y con la convicción de que “valía la pena”, porque detrás de los sueños de verlo un día tal como lo vemos hoy, esperaban muchos niños, futuros hombres que ocuparían las aulas de las escuelas que aquí surgieron. Algunos nombres quedaron en la memoria, los recordamos en los primeros pasos, en las primeras gestiones, cuando no sabíamos hasta donde podríamos llegar.Había esa fuerza emprendedora que acompaña a tantas obras: “una semilla que se convierte en árbol”, “un grano pequeño que se hace espiga”. Era el esfuerzo de todos: de Alicia Picasso, del P. Roqueta, de la Sra. Estrada, de la Comisión Colaboradora de la O.C.F., y la invisible acción del Espíritu que conduce a buen termino la tarea de los que confían en él.En el año 1960 la Sra. Susana de Estrada, que residía en esta zona, en una chacra de su propiedad, solicitó a la Obra Cardenal Ferrari que enviara algún miembro para realizar un servicio espiritual y social ya que no había en la zona. Para ello ponía a disposición dos pequeñas habitaciones. El 6 de septiembre de ese mismo año, comenzó la atención espiritual con la celebración de la Santa Misa los días sábado, que luego, con la llegada del Padre Tomás Llorente Martínez se celebró todos los días. El centro asistencial comenzó a atender tres veces por semana con un consultorio médico-dental. Se entregaban remedios y se hacía una venta económica de ropa. Se ofrecía apoyo escolar en una habitación prefabricada que en 1963 fue reemplazada por cinco tranvías. A partir de esta iniciativa surgió la Escuela N° 2, cuya oficialización se logró por la gestión de Alicia Picasso y del P. José Roqueta. Pero el posterior traslado de la Escuela N° 2 a su nuevo edificio, que se inauguró el 14 de octubre de 1973, dejó sin este servicio educativo al Barrio Los Tranvías, razón por la cual las familias residentes en el barrio pidieron se iniciara un Jardín de Infantes. Para darle validez oficial a la enseñanza, el P. José Roqueta lo anexó al Colegio Parroquial de Del Viso. Fueron estos los comienzos lentos pero seguros de nuestra escuela. Nos emociona recordar los cinco tranvías donde empezamos a trabajar principalmente en la promoción humana y en la evangelización. Se celebraba la misa dominical, se organizaron las clases de catecismo, también para adultos; muchos matrimonios regularizaron su situación recibiendo el sacramento; se organizaron servicios sociales, se abrió una biblioteca y se dictaron cursos de tejido y se iniciaron los grupos de scouts. Se construyó la Capilla, se multiplicaron las aulas, se equiparon más baños y los patios se llenaron de voces infantiles. Y bajo la Advocación de María Madre Nuestra el sueño de la Escuela se hizo realidad con el apoyo de la comunidad del barrio Los tranvías y la constante y fiel participación de la Comisión Colaboradora de la O.C.F. que preside la Sra. Marcela Nelson.
Con el transcurso del tiempo se formó alrededor de este Centro Asistencial y educativo un Barrio densamente poblado. Era indispensable la asistencia diaria y la permanencia en el lugar. El 13 de marzo de 1982 el P. Tomás se hizo cargo del Centro Social y Educativo y con su impulso generoso y su amor de padre condujo la escuela a lo que es hoy, este hermoso edificio, que esconde en sus ladrillos el amor, la constancia y el esfuerzo de los que porque tuvieron fe, porque creyeron que era posible, continuaron y centuplicaron aquel comienzo de 1960.Hoy la O.C.F. hace la donación de estos lotes con todo lo edificado en ellos al Obispado de Zárate-Campana en la persona de Monseñor Rafael Rey.

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